En los últimos años se ha disparado la plantación de olivos con el sistema de cultivo superintensivo, en menos extensión de terreno podremos quintuplicar el número de árboles que si eligiéramos la manera tradicional. Además de ser más ventajoso a nivel productivo, tanto la plantación, la poda y la recolección de cosecha está totalmente mecanizada, lo que supone un ahorro en los costes.
Si tienes curiosidad por saber cómo es el proceso previo, quédate, te voy a desvelar cuál son los pasos a seguir.
Preparados, listos…

La primera cuestión que nos planteamos es ¿dónde vamos a plantar?. Importantísimo a tener en cuenta, el clima. El olivo es un árbol que soporta temperaturas mínimas de hasta 10 grados bajo cero y temperaturas máximas de 40 grados y aunque, como a todo ser vivo le es imprescindible el agua, está adaptado al secano. En España, las zonas más adecuadas para su cultivo son la zona sur y el este de la península.
El paso siguiente será hacer un estudio del suelo donde va a vivir. La forma correcta para averiguar con qué tipo de suelo nos encontramos, es haciendo calicatas. Las calicatas son excavaciones que nos facilitan el reconocimiento geotécnico, a simple vista podemos identificar los distintos estratos de la tierra y posteriormente se toman muestras para analizar. El resultado nos dará la información que necesitamos para saber qué variedad se adapta mejor. El olivo es un árbol poco exigente, de naturaleza fuerte, rústica y es capaz de desarrollarse en terrenos poco fértiles.
Ya tenemos en nuestra mano el abanico de variedades adecuadas a nuestro tipo de suelo y ahora tomamos la decisión de cuál plantar. De las 2.000 variedades de aceituna que se conocen en el mundo, en España se cultivan aproximadamente unas 50, siendo las más populares, picual, hojiblanca, cornicabra y arbequina.
¡Ya! Llegó la hora
Empezamos haciendo las mediciones ayudándonos de un sistema GPS para ajustar el marco de plantación que hemos elegido. Dependiendo de la variedad que vamos a poner nos decantaremos por un marco u otro. Para el cultivo superintensivo hay unas medidas estándares que son más populares que varían entre el 1,20 y los 2 metros de separación entre árboles y los 3 y 4 metros entre calles.
Nuestro olivar tiene que estar orientado de norte a sur para aprovechar más la luz directa que incide sobre la planta. No menos importante es saber que no es conveniente plantar en las partes bajas de los valles, pues allí se estancan las masas de aire frío más denso y corremos el peligro de ver como perdemos la cosecha a consecuencia de las heladas.
Por último, sólo nos queda preparar la maquinaria (tractor y una buena plantadora), unos tutores que servirán de guía a la planta durante los dos primeros años y unos tubos protectores perforados que propician la circulación del aire e impiden que los roedores ataquen nuestro cultivo.
Aquí dejo un enlace que muestra cómo se realiza una plantación.
Realizada con éxito la plantación de olivar, y teniendo en cuenta que tendrán que transcurrir 3 años para que los olivos empiecen a dar sus primeros frutos, sólo nos queda mirar al cielo y rogar: “ojalá tenga aceitunas por un tubo”.
“El olivo es más agradecido que la gente, por cada beneficio te devuelve veinte”. (Refranero español).